Sin embargo no pasó desapercibido para mi la atmosfera que se crea , donde el mayor culpable es el caño de agua que cae desde arriba, embriagándonos con su sonido y que nos hace sentir el tacto del agua en la cara cual rompeolas , por un momento puede llevarte a sentir que estas en algún lugar de la costa.
Además sin saber si era la intención del arquitecto o surgió del azar, encontramos uno de los paramentos verticales con un recubrimiento que recuerda al coral, o a esas ruinas atlantes, sumergidas ,ocultas en algún lugar, que todos hemos imaginado alguna vez, por un momento uno puede creer que esta en una gruta escavada por la erosión marina, en un acantilado de cualquier punto de la costa mediterránea, sin embargo no hemos salido del Alcázar, seguimos en Sevilla.
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