Sentir, la vista nuestro sentido mas perceptivo para
nosotros , el que mas nos llama la atención , incluso de que mas nos fiamos,
pero aunque nuestra percepción visual nos indica que vemos algo, que estamos en
su presencia, muchas veces subconscientemente no nos fiamos, no es suficiente,
tenemos que usar otro sentido, nuestra mente sabe que el ojo es caprichoso y
que puede jugarnos malas pasadas, nos puede hacer parecer real una mera
ilusión, en ese momento tenemos que corroborar lo que vemos con otro sentido,
muchas veces el tacto, si tocamos algo sabemos que esta ahí.
Un ejemplo de lo que cuento es lo que pase en el Pórtico de
la Gloria en Santiago de Compostela, los peregrinos, con un motivo, hacen un
largo viaje, mas o menos duro, pero son incansables hasta alcanzar su meta, la
catedral, tras muchos días de camino, la alcanzan , llegan a ella, la están viendo,
están dentro, pero todo eso no es suficiente, tiene que tocarla, y es ahí cuando
piden un deseo. Es como hacer un largo en una piscina, si te das la vuelta sin
tocar el borde, han alcanzado el mismo lugar , la misma meta, per estoy seguro
de que nadie daría por terminado el recorrido sin sentir la catedral mediante
el tacto.
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